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miércoles, 6 de noviembre de 2013

Las mamonas que dan Omega-3

Los ácidos grasos omega-3 son una familia de ácidos grasos poliinsaturados, esenciales para el ser humano; eso significa que, si bien es necesario para el organismo, éste no es capaz de sintetizarlo por si mismo, y por tanto es necesario obtenerlo mediante la dieta.

Para ello, podemos alimentarnos de algunos productos que presentan una elevada proporción de este tipo de ácidos grasos en sus tejidos: el pescado azul y algunas semillas como las nueces o las de lino o calabaza son alimentos especialmente ricos en omega-3.
Ácido alfa-linolénico, un omega-3
(wikipedia)

No obstante, por motivos de comodidad y de tendencias en la vida moderna, y dado que la leche es un alimento que consume una gran parte de la población, algunos fabricantes han optado por enriquecerla con este tipo de compuestos.

El proceso que se realiza para ello, es la extracción de los ácidos grasos omega-3 de las fuentes —generalmente del pescado— y su inclusión en la leche pasteurizada. Pero algunos sectores consideran este tipo de acciones como inadecuadas, ya que se está añadiendo a la leche un producto de origen diferente y en ocasiones incierto.

De modo que a algunos investigadores se les ocurrió la idea de enriquecer la leche de forma natural, alimentando a los animales productores de leche con piensos enriquecidos en omega-3, para que de ese modo estos ácidos grasos pasaran directamente a la leche. Así dispondríamos de leche enriquecida con omega-3 desde el mismo momento en que sale de la ubre.

Sin embargo, en este caso, se encontraron con un nuevo problema: el estómago de los rumiantes tiene cuatro cámaras; una de ellas, el rumen, se encarga de la fermentación, y está completamente lleno de bacterias anaeróbicas. Éstas, aparte de su función principal de degradar la celulosa, llevan a cabo otras labores, y entre ellas está la biohidrogenación de los ácidos grasos, o lo que es lo mismo, transforman los ácidos grasos insaturados en saturados, incluyendo los omega-3. En otras palabras, los ácidos grasos omega-3 son transformados por la primera cámara del estómago de los rumiantes en ácidos grasos saturados. Y a la leche no llega ni gota de omega-3.

Sistema digestivo de un rumiante
típico (UNAD)
Esto no pasaría si el rumiante fuera bebé. En las primeras semanas de vida, cuando los rumiantes son lactantes, éstos poseen un pliegue funcional denominado gotera esofágica, que forma una especie de canal que permite el paso de líquidos desde el estómago directamente hasta el omaso y cuajar, que es la última cámara estomacal, y que no degrada los ácidos grasos. Ese canal sirve para que los líquidos que ingieren, es decir, la leche materna, no sufra el ataque de las bacterias del rumen.

Este canal se forma sólo durante la mama, ya que el pliegue se desarrolla por acción muscular, gracias al reflejo de la mama, de modo que cuando el animal mama, el pliegue está presente, y cuando no está mamando, el pliegue desaparece; en el momento en que se desteta al animal, el reflejo deja de actuar, y el canal ya no se vuelve a formar.

Eso vendría muy bien, porque si consiguiéramos que la cría lactante, que tenga el reflejo de mamar, pudiera dar leche, le podríamos alimentar con un suero rico en ácidos grasos omega-3, y éste se libraría de las agresivas bacterias del rumen. Pero claro. Un bebe no puede producir leche, ¿verdad?

Pero ¿podríamos conservar el reflejo de la mama en un rumiante adulto?

Eso es lo que se plantearon un grupo de investigadores del CSIC, encabezados por Miguel Angel de la Fuente. Y a pesar de lo mal que está la situación hoy en día, en su agónico estado de muerte inminente, el CSIC ha publicado ayer 5 de septiembre un comunicado que confirma el éxito.

Podéis leer aquí la entrada, pero en resumen lo que han logrado es que un grupo de cabras (rumiantes) mantengan el reflejo de la mama hasta la etapa adulta. Ahora, esas cabras adultas producen su propia leche, pero los investigadores les siguen dando de mamar. Y lo que les dan de mamar es, precisamente, un suero enriquecido con ácidos grasos omega-3. Esos ácidos grasos pasan por el canal de la gotera esofágica hasta el abomaso, y de ahí al intestino delgado, donde son absorbidos por el organismo; de ese modo, la leche que esas cabras producen, viene directamente enriquecida con estos valiosos ácidos grasos.

En concreto, en este estudio, «la leche obtenida mediante este nuevo método presenta un contenido en ácidos grasos omega-3, en concreto de ácido α-linolénico, del 13%, es decir, 10 veces más que cuando el alimento enriquecido transita por el rumen. Es un porcentaje de omega-3 inédito hasta el momento, que multiplica por 50 los valores habituales de ácido α-linolénico presentes en la grasa láctea procedente de rumiantes que no han recibido ningún suplemento lipídico»

Artículo: A. L. Martínez Marín, P. Gómez-Cortés, D. Carrión Pardo, N. Núñez Sánchez, G. Gómez Castro, M. Juárez, L. Pérez Alba, M. Pérez Hernández, and M. A. de la Fuente. Short communication: Feeding linseed oil to dairy goats with competent reticular groove reflex greatly increases n-3 fatty acids in milk fat. Journal of Dairy Science. DOI: 10.3168/jds.2013-7041

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